29/11/2018

4 indios

alt text
icon

Autor: José

Como en el proverbial indio del cuento de Kafka, «Deseo de ser un indio», que en su traducción completa dice así: "Si uno fuera de verdad un indio siempre alerta, y sobre el caballo galopante, sesgado en el aire, vibrara una y otra vez sobre el suelo vibrante, hasta dejar las espuelas, pues no había espuelas, hasta desechar las riendas, pues no había riendas, y por delante apenas veía el terreno como un brezal segado al raso, ya sin cuello ni cabeza de caballo.", estos días de noviembre de 2018, han visto la aparición conflictiva de los nativos americanos, simplificando la historia de un genocidio en la figura numérica de "4 indios" o la de esos indios de la India en la isla de Sentinel del Norte, amenazando desde la orilla con sus flechas y matando a un misionero…

Toda esta placa tectónica del simbolismo de los indios, del que varios antropólogos podrían iluminarnos al respecto, me sirve para hablar de un par de libros recientes donde los nativos americanos aparecen con todo el esplendor de la literatura: Ahora me rindo y eso es todo de Álvaro Enrigue (Anagrama) y Ni aquí ni allí de Tommy Orange (Alianza).

Nuestro querido César Aira ya ha jugado con indios mapuches en varios de sus libritos, por ejemplo en La liebre, Entre los indios o Eterna juventud, con delicioso resultado. Recientemente se reeditó nuevamente el gran libro de Pekka Hämäläinen El imperio comanche (Península), y varias editoriales como Olañeta o Capitán swing han trazado líneas editoriales con la insistencia en documentar el pasado indio, como El corazón de todo lo existente. La historia de Nube Roja (qué título más estupendo) de Tom Clavin y Bob Drury... o Alce negro habla, de Neihardt.

Enrigue ya nos encantó en 2013 con su Muerte súbita, Premio Herralde de Novela, un fascinante partido de tenis entre Caravaggio y Quevedo. Este nuevo libro, Ahora me rindo y eso es todo, es mejor aún, en mi opinión. "La idea es escribir un libro sobre un país borrado. Un país que funcionó tan bien y tan mal como funcionan todos los países y que desapareció frente a nuestros ojos" "La dignidad, la más esotérica de las virtudes humanas" (p. 23). "Los chiricahuas —la más feroz de las naciones de los apaches— optaron por una tercera vía, absolutamente inesperada: la extinción. Primero muerto que hacer esto, fanfarroneamos todo el tiempo, pero luego vamos y lo hacemos", "Los apaches, aunque el nombre sea magnífico y nos llene la boca, no se llamaban apaches a sí mismos" (p. 31) o "por decirlo con cautela y elegancia, una pendejada" (p.72), son algunas de sus frases, un libro muy recomendable.

El libro de Tommy Orange, su debut, salió en inglés este verano y Alianza lo ha publicado en octubre en traducción de Julia Osuna. En las listas de los mejores libros del año, que ya empiezan a aparecer, hay bastante unanimidad a la hora de escogerlo como uno de ellos, junto a escritores como Colm Tóibín o Margaret Atwood. Cuenta la historia de doce nativos americanos, cada uno con una razón personal para ir al gran powwow de Oakland, en California, la gran celebración de los pueblos indígenas.

Finalmente, recomiendo el libro Adiós al caballo. Historia de una separación de Ulrich Raulff (Taurus, 2018), sobre la historia de la íntima relación del hombre con ese animal, un capítulo de la cual se escribió en las grandes praderas americanas. Que el ecologismo mundial encuentre inspiración en cierto ethos indio-americano, de respeto a la tierra, de cuidado de todos los seres vivos, no es el menor de los atractivos de esta danza de desapariciones hecho libro.

Comparte