21/10/2020

Javier Aparicio: Que todo cambie para que (no) todo siga igual

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Autor: Javier Aparicio Maydeu

Tercer capítulo del libro Laie 40 anys. 1980-2020 que hemos publicado para celebrar nuestro aniversario.

Publicaremos poco a poco todos los capítulos en nuestra web.

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Que todo cambie para que (no) todo siga igual. Laie: cuarenta años de cultura del libro

Javier Aparicio. Catedrático de literatura española y literatura comparada

Hitos, tendencias, fulgores, olvidos: el ritmo frenético y a veces alocado del mundo editorial apenas ha alterado la sustancia del oficio de librero Laie. Cuarenta años haciendo felices a los lectores con libros de humanidades, cuarenta años demostrando que la literatura mejora la salud, cuarenta años incitando a la lectura, enriqueciendo a los ciudadanos.

1979. Nobel para el poeta griego Elytis, Pink Floyd lanza su legendario álbum The Wall, Bob Fosse estrena el musical All That Jazz, y por obra y gracia de Carlos Saura Mamá cumple cien años. Pero por encima de todo nace Laie, ya vocacional, constitucional e internacional, y ve nacer la mejor narrativa de género y algunas obras maestras de la narrativa contemporánea. La zona muerta, de Stephen King; nada menos que La historia interminable, de Michael Ende, y Los mares del sur, de nuestro inolvidable Manolo Vázquez Montalbán, y a la vez El libro de la risa y el olvido, de Milan Kundera; Pájaro de celda, de Vonnegut; Un recodo en el río, del Nobel V.S. Naipaul; La visita al maestro, de Philip Roth; Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino; La hija de Burger, de la Nobel Nadine Gordimer, o El gabinete de un aficionado, la última novela editada en vida de Georges Perec. Al año siguiente surge uno de los fenómenos más extraordinarios de la historia del best seller: el sabio professore Umberto Eco publica El nombre de la rosa y conquista el mundo con literatura medieval, el latín y un asesino en serie y en serio. Y Ken Follet se luce con Triple, una novela de espionaje que ve la luz una década antes de la caída del muro de Berlín. Han hecho su bautismo de fuego Eduardo Mendoza, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Haruki Murakami, la celebérrima Margaret Atwood, la Nobel Alice Munro o Ian McEwan, Julian Barnes y sus competitivos compañeros del que Jorge Herralde bautizó como el British Dream Team; el Nobel Patrick Modiano acaba de ganar el Goncourt con La calle de las bodegas oscuras, y Juan Marsé hace lo propio con el Planeta de la mano de La muchacha de las bragas de oro; Quim Monzó ya es Quim Monzó porque acaba de publicar Uf, va dir ell; deslumbra La Habana para un infante difunto, de Cabrera Infante, y Gabo ya está luchando con las palabras que componen su Crónica de una muerte anunciada, que saldrá en volandas a las librerías apenas dos años más tarde, a la vez que La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa. A título póstumo, John Kennedy Toole vence su aciago destino publicando La conjura de los necios, que alcanzará una gloria multitudinaria. En noviembre de 1979 seguidores del ayatolá Jomeini asaltan la embajada de los Estados Unidos, y esos años ochenta de la dichosa juventud de Laie son los años del nacimiento del realismo sucio de Raymond Carver, Tobias Wolff, Cormac McCarthy y otros minimalistas del drama cotidiano que Bill Buford reunió en un mítico número de Granta en 1983, y son asimismo los años del sida, del neoexpresionismo de Baselitz o Kiefer, del siniestro protagonista de American Psycho, de Bret Easton Ellis, cuando los yuppies dominaban el mundo, de la Guerra de las Malvinas y de la desindustrialización y la política de tierra quemada que la feroz Margaret Thatcher consumó en sus años de mandato, mientras España comenzaba a despertar de sus cuarenta años de franquismo, de represión y censura. Son los años en que nace en Granada la Nueva sentimentalidad, y seguramente de ella nace la Poesía de la experiencia. Los años de los géneros híbridos, de los nichos de mercado, del auge de la fantasy y de las etiquetas que llegaron para quedarse, young adult, chick lit, crossover, noir, la autoficción, la crónica ficcional y otras fórmulas ganadoras. Y durante estos fértiles y preciosos años de Laie se ha consolidado la figura del agente literario, ya imprescindible, han crecido los premios omnipresentes y sus campañas mediáticas, se ha ido construyendo el mundo digital, han aparecido las plataformas de autoedición y de coaching editorial, los autores siguen enviando manuscritos pero ya con frecuencia han sido gestados en incubadoras de internet como Curtis Brown Creative, Wattpad, Storify, Instagram o Twitter, y todo en el negocio del libro parece más acotado, como si la sorpresa editorial también tuviera que ser el producto de la precisa maquinaria de marketing. Después de Eco, tal vez el primer best seller “moderno”, llegaron Süskind y El perfume, Paulo Coelho y El alquimista, Dan Brown y El Código Da Vinci, el inconmensurable Harry Potter y el auge de la literatura infantil y de los libros vintage para niños, Stieg Larsson y su trilogía Millenium, o Cincuenta sombras de Grey. Y llegaron también los festivales de literatura, Hay Festival o Kosmopolis, los best sellers en catalán, de La pell freda de Sánchez Piñol o Jo confesso de Jaume Cabré, la distribución Deus ex machina de Amazon y los big data que siguen perfeccionando eso de ¡si te gusta esto te gustará aquello! Junto con los benditos algoritmos han ido naciendo editoriales pequeñas en facturación pero no en ambición ni menos aún en vocación, que algunos llaman independientes, sabedoras de que el mercado deja huecos, y decididas a enriquecer el ecosistema editorial. En estos cuarenta años la literatura anglosajona ya es ineludible y marca las tendencias con trazo grueso para que las veamos bien. ¿Toda la Galia está ocupada por los romanos? Toda, no. La ficción hispanoamericana se hace fuerte en los mercados de lengua no española, la ficción francesa ha ganado fuerza, y la narrativa poscolonial ha reclamado con mucha razón su propio territorio en el mainstream. Los buenos libreros, como los de Laie, saben que venden libros a la vez que crean buenos lectores, y creándolos crean buenos autores que crean a su vez nuevos lectores. Y vuelta a empezar. ¡Felicidades, Laie, y sobre todo muchas gracias por vuestra imprescindible presencia! Y lo dijo Virgilio, Audentes fortuna iuvat.

Tots els capítols de Laie 40 anys. 1980-2020

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