14/05/2014

Melancolía

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Autor: José

Muy regularmente la Literatura registra el paso del planeta Melancolía, por trazar el paralelismo con la película de Lars von Trier, Melancholia, recientemente comentada por Han en La agonía del eros y por Zizek en Event, ambos publicados este año 2014.

Catálogo enorme de vidas perdidas, vidas imaginadas, ausencias conservadas en el ámbar literario, luces de estrellas muertas refulgiendo con viveza, una parte de la escritura se ha consagrado desde sus inicios a registrar que las nieves de antaño ya no caen como antaño, que aquella magdalena traía recuerdos de mundos ya fenecidos, y todo tipo de ausencias y pérdidas, aunque convocadas desde un presente vibrante. Otra parte de la escritura, igual de mutante que la otra, encuentra nuevos medios tecnológicos para declinar de múltiples maneras el "ola ke ase" nuestro de cada día. A veces por suerte, los maniqueístas pierden la partida y la literatura registra chorradas de inmensa banalidad, y alguien en Facebook cuelga un estado con palabras sencillas y tiernas, o todo está mezclado e híbridizado en justicia cósmica...
Acantilado acaba de publicar Melancolía del polaco Marek Bienczyk. Un simpático libro que saca a jugar de nuevo a los clásicos del tema, que hace poco Jordi Llovet en el librito Melancolia i saviesa (Arcadia, 2013), que recogía una conferencia en el museo del Prado, también recordaba.
Acaba de llegar también una novedad de Fórcola, Melancolía y suicidios literarios. De Aristóteles a Alejandra Pizarnik, de Toni Montesinos, para ampliar el tema. Aquí vemos desfilar en este aquelarre negro (la mela, de melancolía y melatonina, es la negrura de la bilis, que provoca esa indolencia a los hijos de Saturno) a Aristóteles, Marsilio Ficino, Robert Burton y su Anatomia de la melancolía, Durero, Baudelaire, Kierkegaard, Walter Benjamin, (del que estamos a punto de recibir una estupenda biografía escrita por Howard Eiland y Michael W. Jennings), Freud o Borges.
A finales de mayo habrá elecciones al Parlamento Europeo, y una frase de Paul Valery que Bienczyk cita en la página 10, viene muy a cuento: "El juicio más pesimista sobre el hombre, las cosas y la vida y su valor, concuerda maravillosamente con la acción y el optimismo que esta exige. Esto es europeo".
Sobre Valéry hemos recibido un estupendo libro de Benoit Peeters, genial biógrafo de Tintin y Derrida: Valéry. Tenter de vivre, Flammarion 2014.
La fuente de los libros no cesa de manar, y aunque hay un momento crítico, en que el demonio meridiano hace caer los libros de las manos, y la mano se dirige a un lado de la cabeza en el gesto bien típico del melancólico, luego ocurre aquel momento de gloria cantado por Juarroz, y se descubre que "en el centro del vacío hay otra fiesta".
¡Que continúe la lectura y su arcoiris de afectos!

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